Ya ha pasado una semana.
No has dado señales de vida y eso no me ha hecho bien. Me siento vacía, triste, desganada, sin vida. Y lo peor de todo es que no conseguí sacar todos esos sentimientos hasta ayer, que fusionándose con la frustración, el rechazo y la furia, salieron con forma de lágrimas.
Ahora mismo lo veo todo negro. Tú, el instituto, yo, mi familia, mi incapacidad para reírme de manera sincera.
Lo último es lo más curioso. Así como me costó (de manera exagerada) poder llorar, creo que llevo algunos meses sin reír. Reír de verdad. Con ganas. Hasta que saltan las lágrimas.
Es como si no fuera capaz de exteriorizar mis sentimientos.
Se juntan demasiadas cosas.
Creo que se podría decir que he vuelto a recurrir a la autolesión o algo así. No me he cortado, pero aprovecho cualquier oportunidad para golpear o arañar mi piel. Tengo que evitar esto o echaré a perder estos seis meses de abstinencia.
Soy mala para mi y para los que me rodean. Bueno, sólo para mi porque aún soy lo suficientemente buena fingiendo sonrisas. Tardarán algún tiempo en darse cuenta de que algo no vuelve a funcionar bien dentro de mi cabeza. Yo misma tarde tiempo en darme cuenta.
Mi mente como está llena de pensamientos corrosivos, que en cierto modo disfruto.
Soy masoquista. Si no hay problemas los invento. Veo mal donde no lo hay.
Cobarde, masoquista, hipócrita, fría, sarcástica.
Soy una "joya", tal vez es por eso que no me diriges la palabra. Porque lo saco todo es quicio, y me monto jodidos castillos en el aire yo sola. A lo mejor es culpa mía, porque te conozco lo suficiente como para saber que no me quieres. Que solo me necesitas en momentos puntuales y que nunca, nunca, nunca serás para mi.
Y que sin besos no se hace el amor. Sin besos se trata simplemente de sexo. Y yo lo que quería de ti era amor, querido. Porque para tener sexo me hubiese conformado con cualquier tipo medianamente aceptable.