17.2.13

109. Mal.

Me lo propuse pero no lo conseguí.
Odio tener que mentirles, pero prefiero sus sonrisas a sus miradas desilusionadas. 
Lo hice otra vez, pero es que eran 25 días e iba a reventar. Las noches han sido lo peor. 
Comidas de cabeza hasta quedarme dormida, para tener sueños extraños que podríamos denominar pesadillas.
Y lo he intentado, para que engañarnos. Han sido días malos. Duros. 
Lo siento, ¿vale? Pero es que no lo entendéis, está todo en mi cabeza. Nadie me puede ayudar, excepto yo misma, y no me quiero lo suficiente como para salvarme.
Empiezo a estar cansada, pero esta vez no es del mundo. 
Esta vez no es de cortarme.
Estoy cansada de mi misma.
Y tengo miedo.

11.2.13

108. Pequeña esperanza

Bueno, después de tres semanas bastante deprimentes creo que me encuentro mejor (eso dejando aparte el examen de matemáticas del Jueves)
- He "superado" un poco lo del concierto. 
- Se podría decir que ella y yo estamos de buenas ahora mismo, aunque sigo tratándola con bastante                     indiferencia.
- Llevo 22 días "limpia" (aunque siga con ganas de hacerlo)
- Estoy intentado pasar de esa sensación de "no realidad" (aunque con poco éxito)
- Últimamente no he tenido que fingir sonrisas y/o mostrar total indiferencia.
Y un largo etcétera. 
Veamos. Sospecho claramente que ha leído el blog. Por mucho que diga de la confianza, y eso me da coraje. Pero allá ella, si quiere enterarse de esta manera por mi vale.
Lo he vuelto a recordar. 
El chico de la viola. Tan, tan, tan magnético. Con esa mirada de color miel. Sé su nombre, sé que vive en aquí, en la ciudad, pero también sé claramente que no lo volveré a ver. Y me muero por conocerlo. De verdad que lo hago. Y cada vez que lo recuerdo me invade una sensación de calidez. Para mi es lo más parecido a amor en este momento, aunque sea un amor claramente platónico.
He decidido empezar la semana colmando de sonrisas a todo el mundo. Hoy ha ido bien y espero que perdure hasta, por lo menos, el sábado. 
Lo dicho, estoy más animada, y es eso, como si recordarlo me hubiera dado algo a lo que aferrarme. Algo en lo que pensar. 
Una pequeña esperanza.

7.2.13

107. Desesperación.

Ha pasado tiempo pero no consigo olvidar.
He tratado de bloquear los pensamientos, pero son como gritos envasados al vacío, que poco a poco me van dejando sin oxígeno para terminar ahogándome.
Pero, eh, lo estoy dejando. Poco a poco y no sin esfuerzo lo voy dejando. Soy más fuerte de lo que pensaba. Bueno, eso es lo que digo ahora, porque no sé cuando volveré a reventar, a permitir que todo fluya a través de incisiones en la piel.
Saldrán en forma de brillantes diamantes rojos que resbalarán por mis muñecas, hasta que termine con ellos. O terminen ellos conmigo y me encuentren en el suelo de mi habitación o del baño, con una cuchilla en la mano, en medio de un charco de sangre, pálida, y con las muñecas abiertas.
No sería un suicidio. Sólo una llamada de auxilio.
Porque esto me está machacando por dentro, dejando hemorragias internas en mi alma. Alimentándose de mis miedos y pesadillas. Acabando con mis sueños e ilusiones.
Llevo poco más de 20 días tranquila, acumulando malos pensamientos, sin fingir sonrisas porque estoy demasiado cansada para hacerlo, pero tranquila. Pero noto como van creciendo dentro de mi las ganas de evaporar esos pensamientos.
Romperé esa promesa de hablar con él en lugar de mutilarme, lo veo demasiado ocupado con sus cosas, y mi cosas no tienen porque arrastrarlo también a él. O a ella. Ella tampoco puede saberlo.
Soy un fraude como amiga y como hermana.
Pero no sé que más hacer.
Me decepciono a mi misma.

5.2.13

106.



Un lápiz 
                        sin tinta me
     me observa 
               desde el papelero.
   Que ironía
                              se ha quedado  
                      como yo 
                                    sin nada que decir
                                     entre hojas sueltas.
-
Bueno, queridos lectores, para el que no lo haya entendido: últimamente estoy con poca inspiración, así que perdonadme si no subo entradas con tanta frecuencia. 

105. Esa desilusión.

Y ya sabéis, después de la emoción puede quedar satisfacción o desilusión.
Estaba ahí, en la puerta y solo hubiera hecho falta un puto "sí" para que me dejaran pasar, para poder escucharlo en directo. Pero no. Ella tenía que joderlo todo y decir que no.
Raro, ¿verdad?
Esa fue la noche del concierto.
Lo conocí. Ese chico es amor.
Pero aún así me jodió no poder escucharlo. Llevaba esperando este concierto de hacía dos meses, y como no, gracias a ella me llevé otra desilusión.
La respuesta a su pregunta es no. No me da la gana perdonarla, aunque parezca infantil o bien una tontería. Porque es la segunda vez que lo hace. Y no me da la gana. Porque me lo prometió, que si me esforzaba e iba todo bien podría verle. Y pasé semanas estudiando y sin salir, ¿para qué? Para llorar ,después de que me quedara sin entrar, en el baño de un pub.
Después de dos semanas horribles solo quería disfrutar del maldito concierto, olvidarme de todo lo que ronda en mi cabeza, pero no. Otro fin de semana penoso, en un escenario diferente.
Ahora es como si tuviera un vacío existencial. No tengo ganas de moverme, de salir, ni de sonreír.
No es que esté triste. Simplemente me he cansado de fingir sonrisas.