Todo menos mi nombre. Seguro que nombrabas a todas las demás de la misma forma.
La única vez que me llamaste por mi nombre fue aquel 20 de Agosto, que ahora se me antoja tan lejano.
La única vez que yo te llame cariño, fue para insinuar que todo era un maldito error. Que nosotros eramos un error.
Parece que han pasado años, cuando en realidad apenas a sido un miserable mes. Tan miserable como tú, que incluso te has olvidado de felicitarme por mi cumpleaños. Y eso que nos hemos visto esta mañana.
Y me has vuelto a ignorar. Eres tan despreciable y adorable a la vez.
Todo han sido falsas promesas acerca de que "nuestra amistad, no va a cambiar después de esto".
Mentiras y más mentiras. ¿Es que acaso no te das cuenta de nada?
Me conoces lo suficiente como para saber que me como la cabeza por tonterías como esta. O al menos eso creía yo.
Porque ya no sé cómo eres o cómo dices ser.
Maldita la hora en la que caí en tu miserable juego, en el que por lo visto tú tenías las de ganar y yo las de perder.