29.3.12

Mi Perdición...

Son días en los que mi cuerpo no quiere responder. Días en los que todas las lágrimas acumuladas desean salir. No sabes como me gustaría poder tratarte como a los demás, de manera casi indiferente. Pero no. No puedo. Supongo que soy demasiado débil... Me superas. Tus gestos, la manera tan rara que tienes de tratarme... Ellos dicen que me maltratas y hay días en los que estoy de acuerdo con ellos. Esos días en los que acabo me acabo enfadando contigo y también conmigo misma.
Me duele que seas tú el que el que cause estos sentimientos que desconoces. Me enfado conmigo por no ser lo suficientemente fuerte como para rechazarte. Ay, si tuviera el valor de rechazarte o al menos de decirte lo que aún siento. Seguramente me cargaría todo, pero... ¿Y si me arriesgo?
Tengo miedo de que termine, que nuestra amistad o lo que sea esto se acabe. Sabemos que terminaré por conformarme con amistad. ¿Por qué? Sabemos que no volverás a por mi. Que no intentarás recuperar el amor. Porque ya tienes a otra.
Y yo seguiré aquí. Esperando, estancada en el pasado y los recuerdos.. Pero eso, ya, ¿qué más te da?
Sabes que eres mi perdición. La razón por la que mi vida cayó en un gran desorden de pensamientos y sentimientos. Derrumbaste las barreras de mi corazón, y en parte a mi no me importó. Pero cuando se te ocurrió destrozarlo... Me mataste. Ahora mi corazón y mi alma yacen agonizantes, esperando el día en que tú vuelvas a curarlos...

25.3.12

¿Qué queréis que haga?

Cuando decido desistir, rendirme, me decís que si lo quiero de verdad luche. Eso unos días. Cuando veis que es demasiado cariñoso, me llamáis la atención. Eso otros días. Llegados a este punto he decidido no prestaros atención. Sí, puede estar mal y todo eso, sé que intentáis ayudar y que lo único que me quedarán son mis amigos y familia. Pero no sabéis como me siento. Todo lo que pasa por mi cabeza. Todo lo que me gustaría hacer.
No dejes que tu vida dependa de él. Esa maldita frase que me han dicho tantas veces. Estoy cansada de escuchar. Llegados a este punto ya no quiero que intentéis ayudar. No quiero escuchar consejos que me hacen sentir peor al no poder llevarlos a cabo. Que me contéis que habéis pasado por lo mismo, por muy cruel que suene, no me importa. Lo siento. Soy egoísta. Demasiado. Pero todo el tiempo que dediqué a los problemas de los demás, a ayudaros, debo invertirlo ahora en resolver mis propios problemas.
Y los días que veis que me hundo en mi propia miseria, no me vengáis con vuestras sonrisas y consejos optimistas. Esos consejos y sonrisas me sientan como patadas en el estómago. En esos momentos sólo quiero estar triste y no me importa cuantos consejos podáis darme, porque a la larga sabéis que no llevaré ninguno a cabo.
Si hago una cosa me parece que está mal. Si hago otra, pasa lo mismo. Y cuándo me quedo sin hacer nada, todo parece ir peor. Estoy cansada de intentar conseguir sacar algo y no poder hacerlo. Cansada de luchar.
Definitivamente. Finalmente, puedo decir: me he rendido. Se acabó.

24.3.12

Para variar...

¿Por qué? ¿Por qué eres tan... seco? ¿Tan... cambiante? Cada día una nueva cosa. Cuando creo que empiezo a superarte, vuelves.
Cada vez me confundes más y más... ¿Y yo qué hago? Dejarme. Para variar, dejo que hagas lo que te apetezca, que me manipules. A la larga supongo que esto acabará mal. Muy mal... Para ti. Para mi. Los dos acabaremos mal. Oh, bueno... Yo acabaré mal. Tú simplemente estarás "raro" y distante  durante un par de días y luego con total facilidad lo dejarás pasar. No te complicarás mucho.
¿Por qué no puedo hacer yo eso? ¿Por qué tengo que ser yo la que se coma tanto la cabeza, la que no se termina de sentir bien?
Hay días en los que me canso, y decido pasar totalmente de ti. Y lo único que consigo es que me busques más y más. Me rindo demasiado rápido y volvemos, para variar, a lo de siempre. Es como una rutina. Tú jugando conmigo y yo poniendo poca resistencia. Debería oponerme pero no puedo. Me... ¿duele? Bah, no sé. En parte no me quiero comer la cabeza, en parte quiero seguir con todo esto. Pensando en que aun puede haber algo. ¿No dicen que donde hubo fuego quedan cenizas? Pero, supongo que son simplemente ilusiones. Pequeñas, dulces, dolorosas y falsas ilusiones. Ilusiones que no sirven para nada, excepto para causar dolor y confusión.
Es cansino estar siempre con la misma historia, una y otra vez. Es cansado seguir siempre con lo mismo y ser la única de los dos que no consigue pasar página.Y volvemos a lo mismo de siempre. Esas ganas de huir. De dejarte atrás y no volver a verte durante un tiempo. Son las mismas estupideces de siempre...

20.3.12

Día extraño.

Hoy ha sido eso, un día extraño. Muy extraño. Hemos estado la misma hora, en el mismo lugar, la misma gente, haciendo lo mismo que esa vez. Y esta vez en lugar de evadir mis sentimientos he decidido afrontarlos... Pero lo único que he conseguido ha sido dañarme más. Me gustó más cuando vivimos ese día hace tanto tiempo. Yo no era consciente de mi sentimientos hacia ti, y por lo tanto todo era mucho más fácil. Aunque yo no soy la única culpable. Esta vez tú no te has cortado. Has seguido con nuestro típico juego... Nuestro típico tonteo. Esas cosas que tanto dañan y confunden a mis sentimientos y a mi mente...
En el fondo, me gusta. Me gusta que intentes destacar entre todos esos chicos. Que intentes "impresionarme". Me gusta esa sonrisa traviesa que hay en tu cara, la energía con la que te mueves, la alegría que se ve en tus ojos.
Pero lo estropeas un poco al acercarte a mi, entre salto y salto, y me acorralas contra el muro. Pasas tus manos alrededor de mi cintura y giras lentamente la cabeza. Cierro los ojos inconscientemente, pensando que recibiré un beso. Pero me vuelvo a equivocar. Pero esta vez en lugar de quedarte mirándome, intentas morder mi cuello. Sabes el efecto que eso provoca en mi. Los escalofríos que recorren mi cuerpo. Y aun así lo haces, por que dices que te gusta hacerlo, que te hace reír. Oh, cariño, ¿no te das cuenta de nada? Bueno... creo que hoy sí que te has dado cuenta, ¿verdad? Esa cara de no saber que hacer cuando después de besarme el cuello... Esa muestra de incomodidad cuando nuestros ojos se han encontrado... ¿No sabías que hacer, verdad? Yo tampoco. Contigo ya no sé que hacer...

19.3.12

Lluvia...

Me gusta cuando me despierto un domingo, abro la ventana y observo que esta lloviendo. La calle está vacía, apenas hay coches y no hay gente en la calle. Dudo entre quedarme en casa mirando como cae la lluvia o si salir a la calle. Siempre termino eligiendo la segunda opción.
Salgo a la calle, sin hacer ruido para que nadie sepa que salgo. Sin paraguas. La calle está vacía. La lluvia cae sobre mi. Poco a poco empieza a empapar mi ropa. Pero no me importa. Es una sensación bastante agradable. Me gusta.
Los pensamientos tristes invaden mi mente ¡No, otra vez no! Otra vez esa sensación de vacío en mi pecho. Y de pronto, las lágrimas se desbordan. No puedo controlarlo, y empiezo a llorar. Ese vacío se expande, y poco a poco se va haciendo con todo mi cuerpo. Me siento vacía, sin vida. Salgo corriendo, no se por dónde voy, ni siquiera sé lo que estoy haciendo. Y de repente me detengo, y busco donde sentarme. Un banco. No es un mal sitio. La poca gente que hay en la calle se queda mirándome, ¿pero eso qué más da? Son unos desconocidos. No importa... Y rompo nuevamente a llorar, y en mi cabeza escucho su voz diciéndome lo que una vez me dijo. Esas palabras que una vez me susurro dulcemente: "Baby don´t cry". Oh, cariño... Me hiciste tan feliz, y ahora lo único que queda es el dolor de verte y los recuerdos. Esos dolorosos recuerdos de unos días que fueron felices.
Sigue lloviendo, y yo sigo en ese banco. Llorando. Empapándome. Creo que ya es hora de volver. Me levanto lentamente, y camino con desganas. Llego tarde a casa, ¿pero qué más da? Como de costumbre he olvidado llevar llaves. Timbro y de mientras subo las escaleras puedo imaginarme lo que mi madre gritará. Abro lentamente la puerta, sin preocuparme demasiado de lo que me dirá y ahí está. Cruzada de brazos y con el ceño fruncido. Se ve claramente enfadada pero eso no me importa. Sus gritos y sus riñas, otra vez inundan la habitación. Después de decir todo lo que tiene que soltar me deja marcharme.
Entro en mi habitación dando un portazo, pero a estas alturas ya a nadie le importa. Saco una toalla, me seco y me cambio. Dejo la ropa empapada en el suelo. Y me voy a dormir. Otro día que acaba...

Podría ser peor

Otro día más. Otro Lunes cualquiera. De camino a clase veo a personas medio dormidas, que llegan tarde a cualquier sitio. Pero eso, ¿qué más da? Otro día más en el que no se que hago. Me pregunto y me vuelvo a preguntar qué es lo que hago aquí, para qué sirvo, por qué he nacido. Pero acto seguido me digo: eh, qué estas pensando. Siento lástima de mi misma. Oh, vamos, ¿se puede ser más patética?
Días monótonos y rutinarios. Todos los días igual. Uno termina por cansarse. Me gustaría irme, empezar en otro sitio... Pero al mismo tiempo no quiero, me quedaría como estoy por miedo a perder lo que he conseguido. Miedo a no poder adaptarme o encajar en otro sitio.
Y también miedo de lo que diga la gente. Miedo de lo que puedan pensar de mi, de mi físico, de mi personalidad... Hay días en los que pienso que no, que no debería preguntarme de cosas tan extremadamente insignificantes. Porque, ¿qué más da? La gente puede pensar lo que quiera de mi, ¿no? Me afecte o no me afecte la gente va a seguir pensando lo mismo así que, ¿por qué debería dejar que me afecte? Bah, soy una persona que intenta mostrarse indiferente a las críticas de los demás, pero que en el fondo es muy insegura, que no se siente cómoda consigo misma y no sabe que hacer. Oh, vamos, ¿por qué mierda estoy dejando que esto me afecte? ¿ Por qué dejo que una panda de imbéciles, que no merecen mi atención, minen mi autoestima? Debo dejar de preocuparme de eso. De lo que digan de mi, de lo que piensen sobre mi los demás. Claro que quiero caer bien, pero no por ello voy a dejar de ser yo misma... ¿O sí...?

15.3.12

Lo mismo de siempre.

Otra vez, vuelta a lo de siempre. Todos los días igual. Me levanto, me visto, me arreglo y me voy. Salgo corriendo de casa. Otra vez voy tarde. Llego justo a tiempo, mientras el timbre termina de sonar, y me dirijo a mi mesa. Y te veo. Estás ahí, sentado, hablando con varias personas y riéndote. Me gusta cuando te ríes. Tus ojos brillan de alegría. Me encantaba cuando esa sonrisa era para mi. Me siento y tú te das cuenta. Te acercas, me saludas. Te acercas demasiado y haces que se desboquen los latidos de mi corazón. No es justo. Te sientas delante mía y la clase empieza. Me gusta mirarte mientras te intentas concentrar y no lo consigues. Me hace reír. En los recreos eres un poco pesado, pero aun así divertido. Te gusta hacerme rabiar, que te preste atención, ¿no es así? Bah, hay días que me canso. Que termino por no echarte cuenta y tú te molestas. Me dices bajito y molesto que estoy pasando de ti. Y al parecer eso no te gusta, ¿verdad? Te miro fijamente y no digo nada. ¿Qué podría decir? ¿Que estoy cansada de tener que pasar siempre por lo mismo? No. Eso terminaría con todo.. Pero.. ¿No era eso lo que quiero? ¿Terminar con todo? Ya ni siquiera tengo claro lo que deseo. Bueno, sí. Deseo dejar de sentir ese doloroso cariño que siento por ti.
Cuando nos quedamos a solas eres un poco distinto. Sí, sigues molestándome para que te preste atención pero es distinto. Y eso no me hace gracia. Debería ser igual que cuando estamos con más gente. Que discutamos de broma y luego nos echemos a reír. No tendríamos que cambiar nuestra manera de comportarnos...

14.3.12

Todos los días...

Todos los días lo mismo. Ya no quiero sufrir más. ¿Cuál es la solución? ¿Alejarme de ti? Eso sería demasiado doloroso... Creo.. No sé. Estoy cansada de repetir siempre la misma historia. De estar siempre sufriendo por ti. Sufriendo en silencio. Teniendo que ocultarme tras falsas sonrisas. Teniendo que mostrarme fuerte, para no preocupar a los demás. Pero ya, ¿qué más da? Uno termina por acostumbrarse a mostrar esa apariencia. A tener que aparentar ser fuerte. Aparentar que todo va bien, que no pasa nada. ¿Qué debo hacer? A veces me gustaría derrumbar esa apariencia. Derrumbarme yo misma. Hundirme en mi miseria. Dejar que este pobre corazón roto termine de sufrir. Dejarlo morir.
Esos días en los que uno se cansa de decir que no le pasa nada. Y lo único que desea es contarlo. Gritarlo. Que lo sepa todo el mundo. Pero.. pfff... ¿Qué diría la gente? No deseo compasión. Simplemente quiero que esto acabe. Que lo que siento por él desaparezca de una vez y así poder seguir. Poder avanzar de una maldita vez,  dejarlo atrás. Dejar que finalmente forme parte de mi pasado. Dejarlo ir, pasar página. Abrir la puerta de nuevo al amor.
Y ahora pienso, soy joven. Seguramente voy a pasar mil veces por eso. Por una ruptura. Y cada una será dolorosa a  su manera. No puedo dejar que me afecte tanto, tengo que pasar página... Pero es tan difícil...

Esos dolorosos recuerdos...

Esos dolorosos recuerdos que hacen que quiera salir corriendo, escapar de todo. De ellos. De ti. De mi. De mis problemas. Me gustaría tener el valor de acercarme a ti, mirarte fijamente y decirte que te quiero. Que aun te quiero y que nunca he dejado de hacerlo. Que me arrepiento de todos esos "te quiero" que no te dije. De no darme cuenta de lo mucho que te he querido, de no darme cuenta de todo el amor que sentía, en ese entonces, por ti. Ahora todo eso que no dije me hace daño. Crea una horrible opresión en mi pecho. Un nudo en la garganta cada vez que me hablas de ella. Ganas de llorar de tristeza y de felicidad cada vez que me hablas de ella con una sonrisa y una mirada perdida. Ganas de huir cuando creí haber oido un "te quiero" por tu parte, semanas después de dejarme. Pero supongo que fueron solo ilusiones. Probablemente murmuraste alguna tontería sin sentido de las tuyas.
Una sonrisa, una melancólica sonrisa se expande por mi rostro, al recordas que me querías. Cuando de tus labios esas declaraciones, esas dulces declaraciones de amor salían.
Por qué ese día, simplemente, no te pedí perdón? Si lo hubiera hecho, no habría terminado. Seguirñiamos siendo felices juntos. ¿No crees..?

Duele...

¿Qué pensaría tu nueva novia si te viera conmigo? Qué pensaría sobre la manera en la que me rodeas la cintura con los brazos, con una sonrisa traviesa en la cara. ¿Se molestaría si viera cómo acercas tus labios entreabiertos a mi cuello, y depositas suaves besos en él? ¿Se enfadaría conmigo si se diera cuenta de que te deseo, y que tú, con tus actos no haces más que aumentar ese deseo? Supongo que no. Que no lo vería como algo malo. Lo vería como un juego entre amigos. ¿Y yo, qué pienso yo? Creo que debería frenarte. Pero me puede más el deseo que la razón. Y permito que tus labios rocen dulcemente mi cuello, que tu aliento colisione contra mi piel. Me gustaría volver a sentir tus labios sobre los míos... Hecho de tanto de menos esa sensación de vacío en el estómago cada vez que me besabas, cada vez que me mirabas a los ojos y me decías que me querías... Pero todo era mentira... Vivíamos una mentira... Una dulce mentira...

Otra vez...

Me abrazas. Rodeas lentamente mi cintura con tus brazos. Puedo sentir tu aliento entrecortado colisionando contra mi cuello. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Y lentamente me susurras algo al oido... Pero lo dices tan suavemente que no logro escucharlo. Y me confundes. Tu gestos, tu comportamiento hacia a mi hace que no sepa que pensar. No te comprendo, ¿acaso no fuiste tú el que terminó con todo? ¿El que quería solamente ser mi amigo? La amistad es quererse, sabiendo mantener las distancias. ¿No lo comprendes? No sabes cómo se desbocan los latidos de mi corazón cuando lentamente acaricias mi cintura. No sabes como deseo girarme cuando tus brazos me rodean por la espalda. Cada vez que me susurras al oído, escalofríos recorren mi cuerpo, y deseo darme la vuelta y posar mis labios sobre los tuyos. Un último beso. Ese beso de despedida que no me diste aquel doloroso día...

¿A qué juegas?

Y aunque todo ha terminado, me sigues volviendo loca... Te gusta confundirme... Te acercas lentamente,  me miras a los ojos. Tus labios muy cerca de los míos, puedo sentir tu aliento. Cierro los ojos, esperando sentir tus labios, tiernos y salvajes al mismo tiempo...  Y cuando los abro, cansada de la breve espera, te veo. Me mias fijamente, esbozando una sonrisa burlona y me doy cuenta. Simplemente estas jugando con mi corazón, con mis sentimientos. ¿Y yo que hago? Nada. Dejo que juegues conmigo. Que me manipules, porque aun sigo estúpidamente enamorada de ti. Igual que el primer día...

Pasado...

¿Realmente pasó? ¿Todo ha terminado? No sé que prensar, cómo sentirme o lo que debería hacer. Supongo se había cansado... Y que todo fue consecuencia de mis actos. Mis estúpidos, inconscientes e impulsivos actos de niña inmadura a la que le gusta jugar a ser mayor. Que sí. Que sé que la culpa fue mia, pero aun así no quería creer que todo terminó. En parte quise pensar que era una broma, pero no lo fué. Todo se terminó ¿Seguiríamos siendo amigos, no? ¿O se acabaría también nuestra amistad? No sé... Todo terminó...